domingo, 7 de abril de 2013

DERECHO A LA ALIMENTACIÓN: DERECHO JUSTIFICABLE

Si Naciones Unidas quiere, y los estados de la comunidad
internacional lo ratifican, a partir de diciembre toda persona que pase hambre podrá
demandar al gobierno de su país por la violación de su derecho a la alimentación. Las
inversiones en alimentos, los fondos de inversión y los mercados de futuro en los que
se fija el precio de los productos básicos, funcionan exactamente igual que la inversión
en acero o en gas. No influye en su dinámica que el objeto de especulación sean los
alimentos de los que depende la vida humana. Pese a lo que algunos organismos
internacionales se empeñan en afirmar, acabar con el hambre no es cuestión de
producción: actualmente, se producen alimentos para el doble de las personas que
habitan el planeta. La cuestión es la falta de acceso a los recursos productivos y a los
alimentos de 923 millones de personas.

HIJOS DE LA CRISIS Y SU ALIMENTACIÓN



Uno de cada cuatro niños españoles viven por debajo del umbral de la pobreza debido a esta gran crisis, repercutiendo también en los hábitos saludables alimenticios.

Los hogares españoles incrementaron el consumo y gasto en alimentación durante el periodo julio 2011 – junio 2012

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha publicado los últimos datos de consumo “La alimentación mes a mes”, de los que se desprende que en el año móvil de julio 2011 a junio 2012, los hogares españoles han incrementado en un 1,4 por ciento el gasto total en alimentación respecto al mismo periodo del año anterior, por un total de 67.692 millones de euros.
Este incremento está motivado por el fortalecimiento del precio medio de compra de los alimentos, que asciende en un 0,4 por ciento y, especialmente, por el consumo que en ese periodo de julio 2011 a junio 2012 también aumenta en un 1,0 por ciento.

sábado, 6 de abril de 2013

¿CÓMO CAMBIA LA ALIMENTACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS?


La dieta mediterránea está abandonando las mesas de los españoles y la situación económica, en parte, es culpable de esta situación. "Cada vez se apuesta más por una alimentación de subsistencia, en la que se incluyen los productos más baratos, lo que hace que se siga una dieta poco adecuada", según el doctor José Abellán Alemán.
Y es que la recesión esta acentuado de forma muy significativa el cambio de hábitos de consumo de los hogares. En este sentido, las familias se aprietan el cinturón cada vez más a la hora de llenar una cesta de la compra donde la carne de cerdo y de vacuno ceden terreno a la de pollo, aumenta el consumo de lácteos y de hortalizas y frutas mientras disminuye el de pescado.

Deporte y alimentación (segunda parte)




Mitos falsos y comunes en el deporte y la alimentación

A menudo nos encontramos con creencias y teorías de dudosa procedencia referentes a la alimentación que pueden comprometer la salud y el bienestar de los deportistas. Un claro ejemplo de ello es el consumo excesivo de alimentos y/o suplementos ricos en proteínas (carnes, pescados, huevos, leche y derivados y suplementos especiales) durante la práctica deportiva, con el propósito de aumentar la masa muscular. En contra de lo que algunos piensan, no sólo no se logra ese efecto, sino que además pueden provocar una sobrecarga del riñón (al eliminar por la orina cantidades elevadas de una sustancia tóxica llamada urea), pérdidas de calcio por la orina (aumenta el riesgo de osteoporosis), o una alteración de los niveles de grasas y colesterol en sangre (aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares).
Otros errores comunes son pensar que los suplementos de vitaminas y minerales mejoran el rendimiento físico, o, simplemente, practicar deporte sin cuidar la alimentación y la hidratación.

Posibles alimentos para un día deportivo

Desayunos y meriendas:
  • Lácteo: leche, yogur, cuajada, quesos.
  • Cereales: pan, pan tostado, galletas, cereales, muesli, bollería suave...
  • Frutas frescas o zumos.
  • Fiambres o embutidos, conservas (atún, etc), quesos.
  • Grasas: mantequilla o margarina.
  • Complementos: mermelada, confitura, miel, azúcar...
  • Almuerzo (en función del desayuno y/o la merienda)
  • Conviene incluir algún lácteo, cereales (un bocadillo tradicional -con fiambre, embutido, queso.-, o galletas) y una pieza de fruta o zumo.

Comidas y cenas:
  • Verdura o ensalada combinada con patata o arroz o pasta o legumbre.
  • Carne, pescado o huevo con guarnición vegetal y pan.
  • Aceite para cocinar o aliñar los platos.
  • Fruta fresca o algún lácteo.
Algunos consejos prácticos
  • Si se practica deporte por la mañana, es fundamental disfrutar de un desayuno completo que incluya lácteos, cereales, fruta o zumo y complementos.
  • Si la actividad es por la tarde, conviene realizar una comida sencilla y sin demasiadas grasas dos horas antes de comenzar. Por ejemplo: un plato de pasta, arroz o verdura con patata, carne o pescado con guarnición vegetal y pan, y una fruta o algún lácteo. Si se trata de un bocadillo, es preferible que sea de tortilla de patata, acompañado de fruta y/o zumo, y batido de chocolate o infusión azucarada, ya que de este modo aseguramos un buen aporte de hidratos de carbono, el mejor antídoto contra la pájara.
  • Si la actividad se prolonga más de una hora, conviene que cada 60 minutos nos tomemos un descanso para beber e ingerir algo sólido que contenga hidratos de carbono (galletas, chocolate...), lo que nos permitirá mantener mejor el ritmo de ejercicio.




Deporte y alimentación (primera parte)

La relación del deporte con la alimentaciónCuidar la alimentación, practicar de forma regular deporte, abandonar hábitos perjudiciales (tabaco, alcohol.) y disponer de tiempo libre para uno mismo son algunos de los propósitos que solemos plantearnos al comienzo de cada nuevo año. Y todo, para mejorar nuestra calidad de vida, que depende fundamentalmente del cuidado de nuestra salud.
Una forma de lograrlo es hacer deporte. No sólo nos ayuda a mantenernos en buena forma y a garantizar un buen tono muscular y mantenimiento de los huesos, sino que además una excelente forma de prevenir enfermedades. Y si al hábito deportivo sumamos una alimentación sana y equilibrada, los resultados son todavía más beneficiosos: en el peso, en la tensión arterial y la circulación; en el colesterol, grasas y niveles de azúcar en sangre; o en el riesgo de las enfermedades de la civilización (obesidad, males cardiovasculares, diabetes...). Así mismo, la combinación de deporte y una dieta saludable nos ayuda a lograr esa sensación de bienestar y a eliminar la tensión y el estrés.
Para ello, son especialmente recomendables los deportes que, en una práctica regular, permiten aumentar progresivamente la intensidad y ejercitar grandes grupos de músculos durante al menos una hora: caminar, correr, esquiar (de fondo), hacer gimnasia de mantenimiento o aeróbic, andar en bicicleta... El hecho de que en el ejercicio de este tipo de disciplinas deportivas se quemen reservas de grasa a modo de combustible energético explica lo ventajoso que su práctica habitual resulta para la salud.
Los alimentos como reserva de energía
El organismo obtiene de la alimentación y de las propias reservas corporales la energía que necesita para desarrollar sus funciones vitales (bombeo del corazón, respiración...) y los movimientos musculares. Los alimentos aportan sustancias nutritivas como hidratos de carbono, grasas y proteínas (su función principal se enmarca en la formación de músculos, tejidos, órganos.), así como vitaminas y minerales, que, sin contener energía, cumplen otras funciones muy importantes; otras sustancias como el agua y la fibra también facilitan un perfecto funcionamiento del organismo.
Durante el reposo y en ejercicios de más de 20 minutos de duración, el cuerpo quema principalmente grasas como combustible energético. En cambio, si los ejercicios son intensos y de corta duración (1-3 minutos), el cuerpo consume fundamentalmente hidratos de carbono, que suministran de forma rápida energía al organismo.
¿Qué alimentos no deben faltar en la dieta del deportista?
Cuando realizamos una actividad física extra, hemos de aumentar el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono (cereales: arroz, maíz, cereales en copos, galletas, pan, pastas alimenticias.; patatas; legumbres; frutas y su zumo), ya que de agotarse las reservas, se produce la temida pájara, ese estado de fatiga y desfallecimiento que reduce al mínimo la intensidad del ejercicio e, incluso, obliga a pararse. Respecto a las grasas, como hay grandes reservas, no es preciso ingerir cantidades extras.
Por otro lado, también hemos de mantener una hidratación adecuada. La deshidratación influye negativamente en el rendimiento físico y puede llegar a provocar una sensación de mareo, náuseas e, incluso, vómitos y diarreas. En ejercicios de menos de una hora de duración, no es necesario beber líquido, pero si el esfuerzo se prolonga por más tiempo, se aconseja tomar tres vasos de agua 1 ó 2 horas antes de iniciar el ejercicio, dos vasos 15 minutos antes y un vaso, cada 20 minutos aproximadamente, durante el desarrollo de la disciplina deportiva.